“Una mente en calma trae fuerza interior y confianza en uno mismo, por eso es muy importante para la buena salud”. Dalai Lama
Todos nos encontramos surcando algún mar, a veces un mar en calma a veces un mar revuelto. Siempre habrá buenos momentos igual que necesariamente habrá momentos malos.
A veces en momentos de incertidumbre sentimos la necesidad de llorar, sin saber bien porqué. No hay nada más sanador que dejar que las lágrimas salgan, el cuerpo tiene muchas maneras de reaccionar emocionalmente. Acoge tus emociones aun sin comprenderlas, permítete vivirlas, hacerlo es de valientes y siempre acaba saliendo algo positivo de ello.
Aprende a calmar tu mente en medio del caos, resérvate tus espacios de paz. Cambia lo que no te gusta y es susceptible de cambio y lo que no, acéptalo. Acepta, aprueba y ama tu cuerpo con las partes que te gustan y las que no, porque es el vehículo que te permite vivir cada día. Acéptate y apruébate en tu totalidad. Deberíamos aprender a valorarnos y a querernos sin la necesidad de aceptación o aprobación de los demás, ni siquiera de esa persona que hace que se te iluminen los ojos.
Tu felicidad no necesita a nadie, no depende de nadie que no seas tú, depende única y exclusivamente de ti. No cargues a las demás el peso de tu bienestar, tu paz y tu calma son tu responsabilidad. Está instaurada la creencia de que estar solo es lo mismo que sentirse solo, y eso no es real. Tu felicidad no va ligada a tu estado civil, ni a las posesiones materiales que tengas, va directamente relacionado con tu estado mental. Un estado mental calmado es el que nos permite situarnos por encima de las preocupaciones para no ceder a los engaños de la mente que nos confunden y nos neutralizan. Vivimos en constante búsqueda de la felicidad. La buscamos en cosas materiales, en las relaciones personales, o en prosperar profesionalmente, sin darnos cuenta que cuando realmente somos felices es cuando nos sentimos en calma. El estado de bienestar y felicidad surge cuando independientemente de lo que se mueva a nuestro alrededor mantenemos un estado de serenidad y calma. Una de las cosas que nos crean estrés mental y perturban nuestra calma es el apego.
Nos apegamos a personas, relaciones, cosas materiales y hábitos. Incluso nos apegamos a la imagen que tenemos de nosotros mismos o de cómo nos gustaría que fuesen las cosas, y ese apego crea dependencia. Deberíamos aprender a vivir con desapego. El desapego significa que no debes dejar que nada te posea, que nada ni nadie sea el dueño de tu calma o felicidad.
El desapego nos libera de las ataduras que crea nuestro miedo a la pérdida y al sufrimiento. La mayoría de las veces somos nosotros mismos los que nos encerramos en una cárcel de malestar y dolor, a través de nuestros pensamientos y nuestros apegos. Desapegarnos no significa que no ames, que no quieras y valores a las personas que te rodean. A través del desapego eres capaz de valorar a los demás por lo que te aportan, aceptando lo que te gusta y lo que no te gusta tanto de ellos. Vivir con desapego aporta calma, porque eres, amas o haces sin miedo al fracaso o la pérdida. Vives libre y consciente de esa libertad.
Y desde la calma y la libertad, no desde la posesión, aquellas personas que te han dejado huella, siempre ocuparán un lugar especial en tu corazón.
Una manera de conseguir la calma mental es a través del yoga. El yoga nos ayuda a serenar nuestra mente, mediante la práctica de asanas aprendemos a desarrollar la compasión, la tolerancia, la humildad y el desapego a los resultados. Y lo que aprendemos en la esterilla lo acabamos trasladando a nuestro día a día.
Respira profundo y encuentra tu calma.
Namasté
Sonia Rodrigo
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