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Yoga, una forma de vida. Yamas (Las ramas del Yoga II)


“El verdadero yoga no trata de la forma de tu cuerpo, si no de la forma de tu vida.

El yoga no se realiza, se vive.

Al yoga no le importa lo que has sido, le importa la persona en la que te estás convirtiendo”. Aadil Palkhivala


Como ya explicamos en la entrada del blog dedicada al ásana, Patanjali divide el camino para llegar al estado de iluminación en 8 pasos.



En la primera entrada referente a las ramas del yoga hablábamos del ásana, y aunque ese no sería el primer paso en el camino hacia la liberación, si es el más conocido. En este artículo nos centraremos pues en el primer paso, los yamas.


Los yamas y niyamas son la base del pensamiento yóguico. Pueden considerarse como pautas, reglas o principios éticos. No hemos de percibir estas pautas como una forma de restringir nuestra forma de vida, sino como herramientas para vivir mejor, con mayor conciencia y plenitud.


YAMAS


Si imaginamos el yoga como un árbol, los yamas serían las raíces, ya que es la base a partir de la cual crecen todos los demás elementos de dicho árbol.

Los yamas son 5 normas de conducta ética que nos ayudan a relacionarnos con la sociedad de manera armoniosa, y que además nos ayudan a calmar las fluctuaciones mentales que producen las Kleshas (aflicciones que condicionan la vida y generan sufrimiento)


1. AHIMSA


Actitud de no violencia.


Cuando hablamos de no violencia no nos referimos solo a la violencia física, sino también a la violencia verbal y de pensamiento. Actitud de compasión y respeto hacia cualquier forma de vida, la naturaleza y todos los seres vivos incluidos nosotros mismos.


Cuando vivimos desde un lugar de equilibrio, un espacio interior en armonía, nos situamos automáticamente en una actitud de no violencia.


Una de las causas que nos hacen salir de ese lugar de equilibrio es la sensación de impotencia. Cambiando el enfoque, practicando la gratitud y pensando en los demás es posible salir de ese sentimiento de impotencia.


La no violencia esta entrelazada con el amor universal, y el amor a los demás está entrelazado con el amor uno mismo. No hablamos de un amor centrado en el ego, sino un amor comprensivo y compasivo que acepta las imperfecciones.


Y de la misma manera que podemos tratarnos con benevolencia en el día a día, hemos de llevar Ahimsa a la esterilla, practicando y aceptando nuestras limitaciones sin fustigarnos ni juzgarnos.



2. SATYA


Verdad, honestidad

Satya es la práctica de la verdad en pensamientos, palabras y hechos.


Practicamos Satya siendo fieles a nosotros mismos, sin pretender demostrar o asumir una personalidad que no es auténtica, incluso dejando a un lado creencias adoptadas a través de la educación recibida o para hacer valer nuestros intereses. ¿Cuántos somos diferentes en casa, en el trabajo o con amigos, hasta el punto de que si nos encontráramos con esas mismas personas a la vez algunos no reconocerían nuestra forma de actuar?


Cuando Ahimsa y Satya funcionan juntas, la verdad hace que la no violencia sea algo genuino y no se convierta en una acción falsa , y Ahimsa impide que la veracidad se convierta en un arma brutal. Si es necesario la verdad se rinde ante la no violencia. Por encima de todo, está el no hacer daño.


En la esterilla hemos de combinar la no violencia con la honestidad, eso nos ayudará a mantener una práctica saludable y evitará lesiones físicas y nos aportará calma mental.


3. ASTEYA


No robar


Rápidamente relacionamos el robar con coger objetos o cosas materiales que no son nuestras, pero este principio va más allá.


Algunas actitudes nos llevan a robar la paz y la calma de otras personas, el futuro del planeta, o de nuestros hijos. Incluso hay actitudes de autosabotaje, como la falta de autoestima, la crítica, el juicio constante, o el vivir en el pasado, que nos pueden roban el entusiasmo y la alegría.


Con este principio aparece el concepto de la reciprocidad. Imagina si cada vez que tomáramos algo, diéramos algo a cambio.


¿Cómo llevamos este principio a la esterilla? Por ejemplo respetando la práctica de los demás, respetando su espacio, no robándole su lugar de calma. Cuando antes de empezar la clase, hay alumnos sentados o estirados en silencio en la sala y llega alguien y lanza su esterilla, ese ruido que se genera le está robando al compañero su momento de calma.


4. BRAHMACHARYA


Pureza, moderación

Literalmente significa caminar con Dios y nos lleva a tomar conciencia de lo sagrado, de la totalidad de la vida, desde la moderación y viviendo cada momento como único.

De este modo cambia la manera en que actuamos y la forma de ver y sentir las cosas.


Cuando vives con gratitud y sintiendo cada situación como única y especial, no hay necesidad de excesos.


Tradicionalmente este punto se relaciona con la abstinencia sexual, pero desde un punto de vista más amplio se vendría a referir a la contención de la energía y a limitar los excesos. Excesos en la práctica que pueden llevar a una lesión, o excesos mentales o emocionales que llevados a la actualidad pueden referirse a un uso excesivo de las redes sociales, un abuso de alcohol, o un gasto excesivo de dinero.


Este paso nos ayuda a apreciar el valor del placer en su justa medida, sin excesos.


“En la vida lo importante es saber cuándo es suficiente”. Gensei, monje budista japonés


5. APARIGRAHA


No avaricia, desapego


Este principio tiene que ver con el desapego no solo a lo material sino también a las personas y a las situaciones.


Nos recuerda que aferrarnos a algo de manera posesiva, no solo nos pesa, sino que muchas veces nos hace sentirnos decepcionados.


El desapego no debe malinterpretarse como indiferencia, por el contrario nos ayuda a aceptar a los demás, y las situaciones como son y los cambios constantes que se producen en la vida.


En la práctica de yoga se habla mucho de no apegarnos ni a los pensamientos que llegan a la mente, ni a la forma de las posturas. Si nos obsesionamos con realizar una postura perfecta en su forma nos podemos perder las sensaciones internas que genera dicha postura cuando realmente ponemos nuestra conciencia en ella.


En definitiva los yamas nos enseñan que somos seres sociales y que necesitamos aprender a convivir y a compartir desde el respeto y al amor hacia el prójimo.

Quizás deberíamos revisar nuestra manera de actuar y observar si estamos progresando para ser cada día un poquito mejor.



“Es muy simple. Sé bueno y haz el bien y toda la sabiduría será tuya”. Swami Sivanandaji


Namasté.

Love and light


Sonia Rodrigo





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