La gratitud es la característica común de las personas felices.
Faltan pocos días para acabar el año y llega ese momento en que empezamos a formular deseos, planificar propósitos y marcarnos metas y se nos olvida, muchas veces dar las gracias por lo vivido en el último año.
El marcarnos metas o propósitos tiene que ver con el deseo de querer avanzar y crecer. Pero existen tres cosas que nos impiden avanzar. La queja, culpar a los demás de lo que nos sucede y la falta de gratitud.
La queja constante no es saludable ni para el que se queja ni para el que escucha. Las personas que siempre se quejan lo único que consiguen es fortalecer los pensamientos negativos. Eso no quiere decir que de vez en cuando no podamos lamentarnos. Hacerlo con alguien de confianza es un trabajo muy saludable, ya que expresar lo que sentimos y poner palabras a nuestras emociones nos ayuda a liberarnos de cargas que pueden resultar muy pesadas.
Lo que no debemos es hacer de la queja constante una manera de relacionarnos con los demás.
Culpar a los demás de lo que nos sucede es un acto de irresponsabilidad e inmadurez. Ser responsable significa asumir las consecuencias de nuestras decisiones sean cuales sean las consecuencias de esas decisiones. Ser responsables nos da la posibilidad de decidir como empleamos nuestro tiempo y con quien o en que ponemos nuestra energía.
La acción de agradecer nos permite valorar lo que tenemos y aceptar las experiencias vividas, buenas o malas como oportunidades para crecer. Adquirir el hábito de agradecer puede cambiar por completo tu vida, pero muchas veces para adquirir ese hábito necesitamos aprender a desaprender patrones adquiridos. Arrastramos patrones impuestos por nuestros padres o por las personas que nos educaron, que tienen que ver con costumbres arraigadas que no nos hacen bien o que han quedado obsoletas. Soltar esos patrones nos deja espacios para volver a aprender e incorporar la gratitud a nuestras vidas, volver a mirar con los mismos ojos de cuando eramos niños. Ilusionarnos, emocionarnos, ser agradecido y decirlo.
Agradece…
La vida es un continuo dar y recibir,
da las gracias por todo lo que tienes,
en lugar de quejarte por lo que no tienes.
Si te enfocas en la gratitud,
no sé si terminarás atrayendo la prosperidad y la abundancia a tu vida,
pero sí que cambiarás tu manera de ver las cosas y encontrarás la parte positiva de casi todo.
Incluso en medio de la tristeza más profunda
la gratitud actúa como un faro, alumbrando el camino
expandiendo nuestra visión, permitiéndonos descubrir lo que permanecía invisible.
Agradecer tiene que ver con apreciar y valorar.
Significa aprender a aceptar que la vida no siempre es como queremos o esperamos.
Nuestras expectativas influyen en nuestra capacidad de agradecimiento.
Pero también podemos entrenar la gratitud como si fuera un músculo.
Cuanto más la utilizamos más aumenta la capacidad de percibir cosas por las que sentirnos agradecidos.
Para desarrollar esa capacidad debemos ser capaces de modificar nuestra manera de pensar, dejando de ver problemas para comenzar a ver oportunidades de crecimiento.
La palabra GRACIAS es un mantra que limpia y sana lastres mentales y emocionales.
Que hoy sea un día para agradecer lo que tienes y lo que no, las alegrías y las tristezas, las virtudes y los defectos, las experiencias pasadas y las que están por venir.
"Agradécelo todo
La gratitud es el solvente que diluye la queja,
el toque mágico que atrae la abundancia.
La decisión de no renegar,
la posibilidad de darle paso abierto a la alegría,
la mayor prueba de nuestra humildad.
Agradécelo todo
Agradece por estar, por ser, por tener,
Por ganar, por perder, por ir, por venir,
por intentar, por errar, por conocer, por sentir
por la presencia de los demás en tu vida."
(fragmento encontrado por las redes, desconozco autoría)
El agradecimiento es la memoria del corazón.
Agradecer es dejar entrar la luz a tu vida
Namasté
Sonia Rodrigo
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