La vida no suele transcurrir tal y como la planeamos, normalmente nos sorprende con situaciones inesperadas, que muchas veces nos descolocan y nos hace salir de nuestra zona de confort.
La mayoría de las ocasiones los cambios llegan sin previo aviso, y a veces, cuando se producen, aunque en un primer momento no lo parezca son una verdadera oportunidad para aprender a ser, no solo mejores personas, sino más felices.
Así, a partir de una pérdida de trabajo totalmente inesperada hace ahora 10 años, he llegado hasta el momento actual. Cada paso y cada decisión que he tomado desde entonces me han traído hasta aquí, hasta el momento de abrir mi propio centro de yoga y terapias manuales.
Durante estos diez años estudio técnicas manuales y estética, y paso 8 años trabajando en una escuela de terapias manuales aprendiendo y acompañando a alumnos en su aprendizaje. Mientras, retomo mi práctica de yoga que hacía dejado aparcada cuando nació mi hijo pequeño. Pero siento que mi práctica se me queda corta y decido hacer una formación para profesores, en principio sólo con la intención de aprender y profundizar en el yoga. Pero una cosa es lo que tu planeas y otra lo que la vida decide.
Y llega otro cambio imprevisto de trabajo y tomo la decisión de hacer lo que realmente me hace feliz que es compartir mi práctica de yoga con los demás.
Y de esa decisión nace BeLotus Yoga.
La práctica, el aprendizaje y el compartir el yoga forman parte de mi proceso de autoconocimiento. En ese proceso he aprendido que las cosas o situaciones que más miedo te dan o más dificultades te presentan suelen ser las que más necesitas para crecer.
Mis clases son dinámicas, y en ellas aplico mis conocimientos de anatomía para que el alumno entienda como se construyen las posturas de manera saludable para evitar lesiones, intentando que a la vez disfrute del camino hacia cada postura o “ásana” independientemente de si la consigue o no.
No me gusta decir que soy profesora de yoga, prefiero decir que comparto mi práctica, lo que se y lo que aprendo, con las personas que asisten a mis clases, porque yo sigo siendo alumna, sigo formándome, sigo asistiendo a prácticas guiadas por diferentes profesores. Y sigo creciendo, adaptándome a los cambios (porque en el cambio está la evolución) y haciendo mi camino de vida.
Namasté
Sonia Rodrigo
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