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Foto del escritorSonia Rodrigo

El poder de la sangha

Si algo se ha sentido en nuestro último retiro ha sido la fuerza de la Sangha.


La sangha es una comunidad de yoga. Es un grupo de personas que comparten no solo la práctica de yoga, sino que se apoyan y se sostienen en el camino de la vida través del crecimiento personal que nos brinda esta filosofía milenaria.


Yoga se traduce como unión o conexión. ¿Unión y conexión de qué o con qué? El concepto general es unión entre el cuerpo, la mente y el espíritu, pero el camino del yoga es mucho más completo cuando hay conexión con el grupo y con la vida, y esa vida se ve reflejada en la sangha.


Apuntarte a “hacer yoga” en un centro, hacer tu clase y volverte a casa está muy bien, pero si te abres a compartir con el resto de practicantes, los beneficios a nivel emocional se multiplican, saberse sostenido y escuchado, y aprender a escuchar desde el corazón, sin juzgar, también es yoga y forma parte del crecimiento espiritual.

 

Cada persona que conforma una sangha está trabajando en su crecimiento personal, tiene sus problemas y sus maneras de afrontarlos o gestionarlos. El grupo proporciona escucha, apoyo emocional e inspiración.

 

La práctica puede ser muy desafiante física y mentalmente, a veces no encontramos la motivación para practicar, otras veces nos frustramos porque sentimos que no avanzamos, y la shanga nos sostiene cuando hemos perdido la motivación, porque se comparten experiencias, sensaciones y lo más bonito es que se celebran los logros del otro, como propios.  


La mayoría de las sanghas están compuestas por mujeres. Mujeres que se cuidan y que están en procesos de crecimiento, y que valoran el esfuerzo de las demás. Nos han vendido el concepto de que las mujeres somos malas entre nosotras. La maldad hacia los demás viene de la propia  infelicidad, y no tiene que ver con el género.


Sentirse parte de una sangha puede ayudarte a establecer y mantener una disciplina regular, ya que al compartir tu práctica con el grupo te hace consciente de que todos compartimos miedos, dudas, y de que, a pesar de nuestras diferencias, todos sentimos el mismo deseo de vivir felices. Nos ayuda a entender que somos importantes y que nos merecemos ser nuestra prioridad, pero a la vez, que no somos el ombligo del mundo. Nos aporta empatía y nos libera del ego y del egoísmo.

 

En nuestro ultimo retiro ha habido muchísimos momentos donde el grupo estaba superconectado.  Momentos de escucha, de apoyo, de confidencias, de llanto y de risas. Ha sido precioso ver la evolución de estas mujeres que se superan cada día.

Pero guardo en mi memoria un momento que solo vi yo, y que reflejaba totalmente ese sentimiento de grupo.


El domingo por la mañana, al finalizar una actividad en la que se removieron muchas emociones, donde en un círculo precioso, unas se abrían en canal otras escuchaban, sostenían y compartían su propia experiencia, mientras Carmen y yo recogíamos el material, las chicas empezaron a caminar hacia la casa juntas. Dos de ellas caminaban abrazadas cogidas de los hombros, y poco a poco se fueron sumando chicas a ese abrazo, hasta que se formó una red preciosa de mujeres, caminando juntas abrazadas. No sé lo que se decían porque me quede quieta sin moverme, viéndolas avanzar juntas por el camino y por la vida. Y por un momento pensé, voy corriendo a coger el móvil para hacer una foto, (lo tenía a escasos 3 metros), pero me quede atrapada por la magia del momento y me dio miedo girarme y que se desvaneciera.



Lugar por donde subían las chicas abrazadas


Y esa imagen que ha quedado grabada en mi memoria, es el reflejo de la shanga tan bonita y auténtica que hemos creado entre todas.


Pero no hace falta ir de retiro para sentir el calor de la sangha. A menudo, después de nuestras clases, se generan momentos espontáneos donde se comparten situaciones o estados emocionales. A veces, si no hay clase después, hemos bajado persianas para poder compartir sin interrupciones.


Nuestra sangha es un grupo donde nos alegramos de corazón por los progresos y los avances de cada una de sus componentes, un lugar seguro donde poder mostrarse vulnerable. Un lugar seguro donde seguir creciendo.


En un mundo donde prima la individualidad y la inmediatez, formar parte de un grupo así, es un auténtico regalo.




 

 

“La sangha nos regala apoyo mutuo, inspiración y una sensación de pertenencia.”


El poder de la sangha.


El poder de sentirse escuchado y de escuchar, de sentirse acompañada y de acompañar.


El poder de generar cosas bonitas


Namasté

Love and light


Sonia Rodrigo

 

32 visualizaciones2 comentarios

2 Comments


Sonia y carmen habéis creado una comunidad preciosa , que suerte pertenecer a ella. Gracias por todo .

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Sonia Rodrigo
Sonia Rodrigo
hace 5 días
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Pertenecer y disfrutar de esa comunidad es un mérito vuestro. Gracias por tu apoyo siempre.

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